Tu boca seca, tus labios abiertos, brillan de tu flor humedecida los pétalos signos inequívocos de tu deseo que a mi pétreo sexo guían hacia tu sexo en los embates francos, mezclándose las humedades estamos incendiados, tiemblo al hacer jirones mis glúteos con tus uñas y mordiendo tú mi cuello
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