jueves, 25 de noviembre de 2010

AMANECIDO


Amanecido entre tus pechos
mi cálido aliento que los toca
va recorriendo como el viento
por tu suave valle a tu monte.

No hay frutas, formas ni sabores
mejores que tus tiernos pechos,
ni el vaivén de hamacas algunas
como tu cintura cuando caminas.

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