En tu boca mi lengua como una hélice reanuda impostergable su dulce trabajo Tu oquedad se ha llenado de mi llanto los olores conglomerados en tu olfato
En el convexo de mis manos, tu pechos como terrazas tus pezones inhiestos, vaga el recuerdo de solitarias avenidas como vaga el vaho de cocinas militares.
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