miércoles, 10 de noviembre de 2010

FRIA, RUDA, INSENSIBLE, AETERNO.


Cotidianamente con la máscara de rudeza, fría e insensible, vas protegiéndote de la vida.
Pero. . . eres sensible y si se pudiera aplicar el termino ¨demasiado¨, lo aplicaría.
Esa sensibilidad interior que tratas de aplacar, te da un mundo vasto, intenso y valioso,
haciéndote vulnerable, porque el ser sensible es abrir el alma y al abrirla, tienes miedo de que te sea herida.
Sí, te he notado las heridas, defraudada sin que hayas encontrado un amor que te llene, que te proteja, llegando a desconfiar de todo y de todos, que has terminado por endurecer tu apariencia poniéndote caretas de fiera, de superioridad, para ocultar tu triste soledad.
Combates porque sientes en ti un gran vacío interior, eres dulce y frágil bajo la pesada mascara de guerrera fiera, con ella te enfrascas en una eterna batalla, y esa misma mascara fatiga tus músculos, lastima tu linda piel no hecha para combatir, sino que fue hecha para ser acariciada.
Por desgracia tu intento de liberación te ha enfrascado en un combate en contra de quien a ti se acerca, con tu patético afán de ¨probarlos¨, tratando desesperadamente quizás de encontrar a alguien más fuerte que tu, alguien capaz de protegerte y hacerte sentir toda la mujer que eres.
Pero en tu lucha, has visto caer de tus combatientes uno tras otro,
a pesar de sus costosas y bastas armaduras.
Por eso al enfrentarme te has desconcertado, pues no uso armadura alguna y ante ti no desenvaino porque a través de las rendijas de tu mascara adivino la belleza de tu alma, esa belleza que escondes.
Tu sed de sangre nacida por los fracasos dolorosos de tus repetidas ¨victorias¨
te lanza en contra en un vano intento por destruir el recuerdo de tu terrible soledad.
Te has dado cuenta que no desenvaino por estar desarmado,
mis palabras te resuenan remeciéndote y dificultándote tu pose de rebelde.
Quieres enfrentarme? acepto tu reto, si tú me atacas con tu espada desenvainada intentando probar lo que no eres,
ire poco a poco deshaciendo tu mascara y esa,
mi lucha, es la que no alcanzas a entender.

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